¿Sensibilidad Social o Responsabilidad Social?
Las organizaciones sin fines de
lucro, como las indígenas, imaginamos que tienen un talón de Aquiles, como lo
tenemos nosotros, siendo este el recurso económico, lo que trae como
consecuencia un débil recurso humano de apoyo de carácter institucional y
social.
Esta clase de organizaciones venimos
trabajando, en la mayoría de los casos, del tiempo valioso de las personas en
calidad de voluntarios y/o practicantes de pregrado y postgrado, siendo las
ciencias sociales y humanidades las que se integran a nuestro ejército de
personas y futuros profesionales que están apoyando la causa social de nuestros
pueblos indígenas. Personas humanas de formación en antropología, sociología,
derecho, comunicación social, lingüística, historia, antropología, politología,
y educación son aquellos soldados sociales filántropos que hacen pervivir a
instituciones como la nuestra. La gran ausencia que tenemos en nuestra
organización es de los futuros profesionales o profesionales formados en administración,
ingenierías, secretariado, informática, economía, veterinaria, psicología, medicina
y demás profesiones afines.
En tal sentido, como Secretario Técnico de la oficina representativa de IRICAS en Perú, estuve solicitando un voluntario o practicante preprofesional de administración con conocimientos en recursos humanos, ya que como organización estamos preocupados por la gestión de talento humano, brindar buena capacitación y mejorar el desarrollo intelectual, así también, optimizar la comunicación de los miembros de nuestra institución. En el marco de esta gestión conocí una realidad que ha hecho que pase una noche de preocupación por cómo se maneja la educación superior con respecto al voluntariado. A raíz de las reuniones con los encargados de las universidades, un catedrático de universidad expreso lo siguiente: “En la facultad que dirijo hay demasiada demanda de futuros profesionales en administración y recursos humanos. La oferta es amplia por parte de las empresas privadas debido a la coyuntura del crecimiento económico en el Perú, en consecuencia, todos los alumnos de administración de esta prestigiosa universidad tienen cupos de trabajo seguro en el sector privado y, en especial, de las empresas extranjeras que vienen por el boom y modelo económico. Además hay alumnos de otras universidades del interior del Perú que vienen a la capital motivados por esas ofertas de prácticas pre y profesionales, lo único que piensan aquellos alumnos es ganar dinero, lo que hace que no exista un interés de hacer prácticas preprofesionales por salarios mínimos ni mucho menos por gratis en calidad de voluntario. Es más, los que vienen de provincias acuden a este centro de estudios reflejando en sus ojitos signos de dólares por hacer prácticas preprofesionales. En esta realidad social es imposible que un muchacho desee hacer voluntariado en una organización social sin fines de lucro o similar”.
Ante lo expresado por dicho
catedrático encargado de la oficina de prácticas y empleos de dicha universidad,
trajo como cuestionarme y meditar muchas cosas.
Aquellas instituciones que forman
profesionales en administración de empresas y recursos humanos, ¿cuentan con
alguna clase de ética profesional? ¿Comprenderán qué es compromiso social?
¿Sabrán qué es humanismo? ¿Conocerán que existen sector público y sector
privado? ¿Qué hay de la responsabilidad social? ¿Conocerán que existen minorías
sociales? ¿Habrán escuchado de organizaciones sin fines de lucro? ¿Habrán leído
sobre filantropía? ¿Conocerán del concepto de solidaridad, reciprocidad,
colectividad, entre otros más? ¿Sabrán que existen pueblos originarios
indígenas? Podría seguir planteándonos
mayores preguntas pero creo que son suficientes.
Meditando sobre esto, llego a la
conclusión de que el modelo social “modelo neoliberal de mercado”, “capitalismo
desmedido”, “progreso” conlleva a las sociedades pobres (países) a pensar en la
mejor manera de explotar a un trabajador con propuestas y ofrecimientos, como a
un niño – ofreciéndole dulces con la finalidad de engreírlo para que obedezca –
pero en esta realidad, los que te engríen son las empresas explotadoras que
encargan a sus recursos humanos ver la mejor manera de enganchar con
ofrecimientos a muy largo plazo algún beneficio, que finalmente terminan siendo
económicos, mas no de alguna otra naturaleza como la de armonía, paz,
reciprocidad, cooperativismo, etc. Como nuestros pueblos indígenas que
practican el buen vivir o sumak
kawsay, sumaq kamñan, teko kavi (idioma guaraní); que finalmente proponen
hacer relación de vida en armonía entre los seres humanos en torno con la
naturaleza sin ánimos de llegar a un consumismo desacelerado, acumulación
dineraria e inclusive dañina a la salud mental-física individual y colectiva.
De lo anterior puede obtener
algunas cuestiones preocupantes:
a) Es
una pena que en un país multicultural, centros de estudio superiores obnubilen
a jóvenes y personas que estudian Administración y especialmente Gestión de
recursos humanos. Capacitándoles para un solo modelo de sociedad, volviéndoles ajenos
a una realidad social institucional del sector público y, en especial, del
sector de caridad o sin fines de lucro.
b) Es
preocupante que un grupo de hombres sean preparados para poder crear
ingenierías empresariales para obtener la mejor producción intelectual de otros
hombres, y todo por un poco de dinero (salarios) que al final están muy alejados
de la justa y equitativa repartición de beneficios.
c) Entiendo
que desde que se está en pregrado, es decir, cuando se es un futuro profesional
gestor de recursos humanos o administrador de una empresa se debe de buscar al
máximo el beneficio del trabajador o empleado, debido a que en el léxico
profesional no existe la palabra voluntariado, prácticas, compromiso social o diversidad cultural.
d) Observo que en el siglo XXI, está aún vigente el concepto de plusvalía que Karl Marx desarrolló en su teoría de la economía del capitalismo con base en la idea de explotación laboral, debido a que en este país se tiene como solución a la pobreza un solo modelo de desarrollo.
e) Qué
clase de personas estamos formando en las universidades, sin sensibilidad
emocional, sin identificación de la realidad nacional.
En conclusión, deseo resaltar la
importancia de cultivar el compromiso solidario a los jóvenes de universidades
de las múltiples carreras profesionales, así como lo aplican los muchachos de
las facultades de humanidades y ciencias sociales, mencionadas anteriormente,
para que de esta manera puedan tener contacto con la realidad social. Así,
estaremos asegurando una sociedad más equitativa o justa entre personas de las
diferentes culturas.
Paradójicamente, algo que observé
y descubrí en la sociedad occidental es que para poder hacer prácticas
profesionales e inclusive buscar trabajo, se toma en cuenta y es calificable
los voluntariados o participaciones sociales no remunerativas, esto me imagino,
con la finalidad de hacer madurar a la persona (futuro profesional) con
respecto a la realidad social circundante en determinados espacios. Con estas
propuestas alternas a los jóvenes estudiantes profesionales se les estaría
motivando ser parte de la sociedad desde el involucramiento cognitivo
vocacional para asegurar una cohesión como nación, en este caso, nuestro país
suramericano es un país multicultural y pluriétnico que no debe de ser sesgado
a un solo modelo social, desconociendo tácitamente otros paradigmas, y
reivindicación de propuestas como el buen
vivir de nuestros propios pueblos originarios indígenas. Sin lugar a dudas,
como organización indígena en ciudad capital, nos sentimos orgullosos de contar
con nuestro capital humano, a los cuales les estamos eternamente agradecidos, y
estamos seguros que serán los profesionales que practiquen reciprocidad y
compartan los conocimientos occidentales adquiridos en sus pueblos y
comunidades indígenas originarias; además, estamos seguros que buscaran el sumak kawsay.